Indocumentados estadounidenses en México, el otro lado de la moneda

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Por Jacqueline Romero García | Monitor Nacional

Muchas veces hemos escuchado hablar de los migrantes mexicanos y de toda Latinoamérica que viven como indocumentados en Estados Unidos, o inclusive hemos visto el fenómeno migratorio en nuestro país, al ver a los migrantes latinos atravesar nuestro país para lograr llegar a la frontera norte y conseguir el “sueño americano”; sin embargo, muy pocas veces escuchamos hablar de los indocumentados estadounidenses que habitan en nuestro país.

Sí, aunque para muchos suene raro el saber que hay estadounidenses indocumentados en México, es una verdad que vivimos y podemos ver muy seguido en Guadalajara, Puerto Vallarta, Riviera Nayarit, por mencionar algunos lugares. Muchos estadounidenses de la tercera edad deciden emigrar a México a fin de hacer rendir el dinero que reciben por su jubilación, ya que la vida en Estados Unidos es el doble de cara que aquí, como muchos de ellos afirman.

Aunque en México existe un documento migratorio denominado “Residencia temporal” para todos aquellos extranjeros que decidan venir a vivir a México sin trabajar, pero que sean autosuficientes; son cerca de un millón los estadounidenses que han entrado a México como “turistas”, rebasando el permiso de estancia en el país y no cuentan con esa visa para acreditar su estatus legal en México, lo que los convierte en indocumentados. Sin embargo no se les dice nada, ni sanciona, ya que la derrama económica que traen para los destinos en los que se instalan es muy benéfica y las autoridades prefieren pasar por alto esa situación.

Anthony, un migrante estadounidense proveniente de Seattle, que ahora vive en la perla tapatía. Él comenta que vivir en México es un placer; la jubilación que recibe ronda en los $3,000 DLS, que afirma es una de las más bajas, y con eso aquí en México le ajusta para rentar una casa en Guadalajara y un pequeño departamento en Ajijic a donde se va los fines de semana; además, su pasión es la comida y aquí esa pensión le permite consentir a su paladar todos los días si así lo quiere; también le ha permitido adquirir un coche que utiliza únicamente para irse los fines de semana a Ajijic y regresar y durante la semana en Guadalajara se mueve en taxi y rara vez en camión.

La decisión de venirse a vivir a México la tomó desde antes de que se jubilara, él ya había visitado en varias ocasiones Guadalajara y sus alrededores y le pareció un lugar perfecto para vivir, pero él reconoce que lo que más le llamó la atención de venir a vivir acá es que su dinero rinde más del doble que en EUA. Anthony afirma que mientras en Seattle la renta de un departamento, casi del mismo tamaño que el que tiene en Ajijic le sale en $1800 DLS, aquí en Ajijic lo consiguió en $5000 y “con unas vistas preciosas y en un lugar encantador, donde es bien recibido”. Él dice que la vida que él lleva aquí en México, de quererla llevar en EUA sería una locura y un salto a buscar la pobreza.

Así como Anthony, la mayoría de los migrantes prefieren venirse a México para llevar una mejor vida, con “lujos” que en su país no podrían adquirir. El único motivo por el que regresan a EUA es para atender su salud con los seguros que ellos tienen allá y para arreglar los asuntos administrativos que deban realizar.

Las principales regiones a las que llegan los estadounidenses jubilados en México son el Lago de Chapala, San Miguel de Allende, Puerto Vallarta, Guadalajara, Todos los Santos (Baja California Sur), La Paz (Baja California Sur), Loreto (Baja California Sur), Mazatlán, Huatulco, Puerto Escondido, Mérida, Riviera Nayarit y la Riviera Maya.

Sin duda, esa inversión que traen los estadounidenses jubilados al venirse a residir en México, es bastante grande, pero ese no es motivo suficiente para pasar por alto el estatus legal bajo el cual se encuentran en el país; ya que la preferencia que se les da a ellos es injusta en comparación con los migrantes latinos que también están bajo un estatus ilegal en México y a estos últimos los pone en desventaja respecto a los estadounidenses.

Además, la sociedad tiende a denigrar a los indocumentados latinos, en algunas ocasiones por esa razón, porque son “ilegales” en el país; pero a los estadounidenses que vemos viviendo en Chapala, en Guadalajara, o en cualquier otro lugar del país, bajo ese mismo estatus, les damos inclusive preferencia en ciertas ocasiones y los tratamos aún mejor de cómo nos tratamos entre nosotros como mexicanos.

Seguramente eso tiene que ver con el hecho de que los estadounidenses si traen dinero, sí pueden vivir bien, y no los encontramos en las calles pidiendo dinero junto a las vías del tren luchando por su vida y por seguir adelante para conseguir cómo sacar adelante a su familia.

Lo que quiero decir con esto, no es que a los estadounidenses jubilados se les deba de tratar mal, como a la mayoría de los latinos, sino por el contrario, que así como les damos su lugar a los estadounidenses y los respetamos, de igual forma lo deberíamos de hacer con los migrantes latinos que encontramos en las calles. Y también que el sistema migratorio mexicano sea equitativo para ambas partes de acuerdo como la ley lo establece y sin dar preferencias a unos sobre otros, por su estatus económico.

 

http://bit.ly/2q6o6h9

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